May 05, 2009

Chile se mueve y no sale en la foto

En un año en que la economía Chilena pinta para achicarse, nunca estará demás una inyección de autoestima. No hablamos de recaer en el adolescente egocentrismo de principios de los noventa, con ejecutivos vociferando en salones VIP aquello de los jaguares de Latinoamérica. Se trata nada más de destacar algunos hechos nuevos que sin razón aparente han recibido escasa atención.

Uno la mejoría de rating soberano otorgada al país por Moodys. Dos, la rentabilidad (y suerte) en el manejo de los fondos soberanos . Sin embargo, es un tercero, aún menos difundido el que queremos detallar aquí.

Chile, aunque no salga en las fotos del G20, es el único latino protagónico a la hora de ponerse con recursos anti-crisis. ¿Sabía usted que ya le prestamos plata a Ucrania, Pakistán, Turquía, Rusia, Brasil, Uruguay? Lo hacemos a través de la facilidad NAB (New Agreement on Borrowing) del FMI. En la reciente reunión del G 20, sus socios representados entre otros por los mandatarios de Brasil, México y Argentina, decidieron la ampliación del NAB en 10 veces. Chile es parte de otro selecto grupo de 26 países donde solo 10 de ellos están en el G20, donde ningún otro es latinoamericano y donde está lo que ahora importa que es la disponibilidad de fondos prestables.En ese grupo Chile tenía comprometido aportar hasta el 10 por ciento del total (340 millones de Derechos Especiales de Giro, DEG. Esto es unos USD 500 millones de dólares equivalentes) pero a partir de los recientes acuerdos del G20 en Londres, podría pedírsele ampliar su disponiblidad.

¿Le conviene a Chile prestar a través del FMI? La respuesta financiera es afirmativa.
La remuneración que recibe el país es la tasa DEG (0.42 por ciento anual nominal). Luce baja pero corresponde al promedio de lo que rinden los papeles de Tesorería a 3 meses en las principales 4 monedas duras. Si pensamos que un Banco Central mantiene del orden de un cuarto de sus activos externos en estos instrumentos y los préstamos vía NAB siguen siendo parte de las reservas internacionales (24.103 millones de dólares en total, a Abril 2009), la rentabilidad no sería un problema. Tampoco lo es el riesgo de crédito pues, sea que los fondos vayan a Malawi o a Brasil, el riesgo de crédito de Chile sigue siendo con el FMI. Sí podría haber una pérdida de liquidez para la parte de reservas enterada al NAB pero los nuevos límites en que concurriría Chile ( probablemente muy por debajo de los 5.000 millones de dólares en que teóricamente debería aportar al NAB repotenciado por el G20) no reprersentan un obstáculo mayor especialmente si se considera que la contraparte es el FMI, el proveedor de liquidez mundial por excelencia.

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