December 02, 2009

Circular que cuadra


La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) ha obligado a los bancos a constituir nuevas provisiones sobre los créditos comerciales a partir del 1 de enero 2010 (Circular 3.476, Cap. B-1)

Las provisiones no voluntarias reflejan la estimación de riesgo esperado
que la autoridad determina y al subirlas, cae el monto de utilidades distribuibles

Los bancos han respondido que la medida provocará cargos por más de USD 500 millones – (aproximadamente dos veces el monto mensual de provisiones generales hecho por el sistema durante 2009) – y que éstos se traspasarán a los clientes vía aumentos de tasa. Se dice que éstas podrían más que duplicarse, por ejemplo para clientes de tamaño mediano con baja capacidad de pago en que las provisiones suben del 2 al 13 por ciento.

A su turno, como las empresas más pequeñas reciben un tratamiento similar al crédito de consumo, las nuevas normas no las alcanzan aunque por cierto se mantienen expuestas a altos costos de crédito.

Ciertamente, el impacto en las empresas se dejará sentir, más aún cuando, a contar de Enero se debe sumar también la restauración de 0.6 por ciento por impuesto de Timbres y Estampillas.

Con todo, creemos que la autoridad está haciendo lo correcto, por al menos cuatro razones:

En primer lugar, la SBIF se dio cuenta que las provisiones por créditos antiguos no estaba reflejando adecuadamente en 2009 el efectivo riesgo de la cartera comercial de los bancos.

Es ilustrativo en este punto es que, en 2009, con empresas enfrentadas a la recesión y la caída de deudores específicos como en la industria salmonera, las rentabilidad del sistema subieran (15.5 por ciento sobre patrimonio, antes de impuestos, anualizada en Agosto 2009 contra15.2por ciento en 2008).

En segundo lugar, sin bien la nueva norma no aumenta los coeficientes mínimos de capital, sí apunta en la dirección que sigue hoy toda la regulación prudencial en el mundo cual es la de aumentar los resguardos, especialmente frente a aquellos bancos más grandes.

Los grandes, al saberse detonantes de riesgo sistémico, pueden caer en tomas de riesgo excesivas, pagadas al final por los contribuyentes o por los propios depositantes. Es por eso que en Chile, los bancos Santander y Chile están obligados a mantener radios de capital sobre activos ponderados por riesgo, mayores a los de sus competidores (11 y 10 por ciento, respectivamente, contra 8 por ciento del resto). Sin embargo, los requisitos de capital pueden no bastar cuando se aceleran las crisis y se gatillan las corridas de depositantes y es por ello que los resguardos de provisiones, tal como los límites de liquidez y la limitación a los bonos de los ejecutivos, cumplen un necesario papel precautorio.

En tercer lugar, las normas de la SBIF se dan en un contexto en que las eventuales presiones alcistas sobre las tasas de interés se dan cuando la competencia en la industria bancaria está siendo fomentada.

Por un lado, no existen mayores barreras a la entrada para nuevos actores, de momento que el capital mínimo (unos USD 15 millones) no es muy elevado y por otro, el Banco Estado ha liderado la baja de spreads durante la crisis. Se demostró así que, incluso sin nuevos actores, un mercado de colocaciones dominado en un 51 por ciento por los tres bancos privados más grandes, puede hacerse competitivo.

Además, para mitigar las dudas sobre competencia monopolística, el gobierno ha impulsado la homogeneización de un producto estándar de crédito que permita la comparación de condiciones por los deudores sobre bases homogéneas. De concretarse, será este un gran paso en el perfeccionamiento de la competencia desde los propios clientes.

Por último, debe tenerse presente que la exigencia de mayores provisiones no necesariamente debería traspasarse por completo a las tasas de los préstamos. Sostenerlo sería desconocer que, con bancos más seguros y un sistema de pagos estable, los costos de fondeo serán más bajos, y los serán más, no menos rentables, precisamente aquellos bancos que mantengan los resguardos más sólidos.