January 10, 2009

¿Qué le falta a los multifondos de pensiones en Chile?

Que un fondo que contenga activos de la denominada renta variable tenga pérdidas en uno o más años en particular no debería sorprender a nadie. El que quiere más retorno tiene que correr más riesgos y enfrentarlos sin lloriqueo. Vale aquí el dicho que a menudo apuntan los alumnos de cursos de Administración de Riesgo alumnos: “no se puede comer bien y dormir bien,”.

Dicho esto, vale la pena analizar la situación reciente. Creemos que la política de inversiones de las AFP está pasando bien el test de esfuerzo (desde luego, ni de lejos se observan jueguitos tipo Madoff por acá) pero la magnitud de la baja de los últimos meses precios está develando lecciones que en un mundo normal de fluctuaciones no afloraron con la fuerza reciente. En particular, lo que nos interesa aquí es referirnos a las pérdidas en los fondos menos riesgosos pues es allí donde yacen (yacen sin que hayan fallecido claro) tanto los ahorros obligatorios de los más viejos como los fondos de retiro programado.

Recordemos primero que la ley estipula que los Fondos Tipo A y E no son destinos automáticos para los cotizantes o jubilados bajo retiro programado. Sí son asignados automáticamente, dependiendo de la edad, los demás fondos de riesgo intermedio. La ley dicta que los afiliados serán asignados a un Fondo específico cuando no manifiesten preferencia por participar en uno para el que sean elegibles. En particular, los afiliados que están a 10 años o menos de cumplir la edad legal de pensión, van al Fondo D.

Recordemos también que los fondos A o E, deben ser elegidos en actos de voluntad expresa por los afiliados. Es decir que, si un joven quiere correr mucho riesgo debe así declararlo e instruirlo. El Estado no lo va a inducir allí.

Por otro lado, si un viejo quiere sacrificar rentabilidad esperada y congelar un retorno bajo, debe así declararlo e instruirlo. El Estado no lo va a privar de la oportunidad de ganar más y más aún, supone que lo bueno para él sería poco aunque, algo de riesgo, esto es, el Fondo D. Parece del todo razonable. ¿O no?

Veamos. Hay al menos dos problemas con esta asignación según la cual el “viejo que calla otorga”. El primer problema aparece por asignarlos al Fondo D y no automáticamente al Fondo E. ¿Por qué la ley limita el riesgo mínimo solo al fondo D que no es el menos riesgoso? ¿No son acaso los más viejos el arquetipo del la preferencia por el riesgo más bajo posible? Cuando los viejos fueron asignados automáticamente y no estuvieron alertas a manifestar su eventual aversión al riesgo, entonces la ley los dejó en un fondo (D), menos conservador de lo que eventualmente hubieran querido.

El segundo problema surge al recordar que el Fondo E no contiene solo activos de renta fija. Las acciones, o instrumentos de renta variable en general, son elegibles para los Fondos E, disposición que no estaba en la idea original y que fue aprobada por el Congreso durante los últimos años. Aunque los montos son relativamente pequeños, los Fondos E mantenían instrumentos de renta variable en sus portafolios (USD 8 millones a fines de Noviembre 2008 según la Superintendencia de Pensiones).

Ahora bien, más allá de las dos imperfecciones expuestas, nada impidió que los sesentones y mayores ganaran más (entre 2002 y ahora) quedándose callados y quietos en el Fondo D al que fueron asignados por la ley respecto del Fondo E donde podrían haber optado. Por cierto, todo el ruido mediático, especialmente desde quienes han buscado criticar el sistema de pensiones contributivo, se origina en las pérdidas más recientes. Medido en 12 meses a Diciembre de 2008, el Fondo E al que se podrían haber movido los afiliados voluntariamente había perdido solo 0.9 por ciento real, que se compara con el 9.86 por ciento que cae el Fondo D en el mismo período. Estamos aquí hablando de 233 mil afiliados quienes, aunque ganaron desde 2002 hasta ahora, podrían haber ganado todavía más si, justo-justo cuando comenzaba la baja fuerte de las acciones en el mundo (mediados de 2007), se hubieran, como adivinos, cambiado al Fondo E.

No sabemos mucho más de estos 233 mil sesentones y adultos mayores. Sin embargo podemos pensar razonablemente que una parte de ellos estaban en la modalidad retiro programado. Esto quiere decir que no está todo dicho respecto de su pensión futura en la medida que el saldo no ha sido retirado a un seguro de renta vitalicia.

Como sea y como lecciones a modo de conclusión, las asignaciones automáticas de afiliados que estén cerca de jubilar, debería permitirles aterrizar en una alternativa que sea efectivamente de riesgo mínimo.

En esta líneas, dos son los perfeccionamientos necesarios al sistema de multifondos que proponemos:

1. Los más viejos deben entrar al Fondo E (y no al Fondo D como ahora) si no expresan nada en contrario

2. El Fondo E debe bajar a cero el máximo en renta variable.

En todo lo demás, creemos que el sistema de multifondos y el sistema de capitalización en general, pasan con todo la prueba de consistencia respecto del los riesgos esperados según los distintos horizontes de inversión de jóvenes y viejos.